DIPUTADO MARCOS ROSENDO MEDINA FILIGRANA (MRMD). Muchas gracias, Senadora presidenta.

Les molesta que el Presidente de la República haga uso de sus facultades constitucionales, y en un conflicto sui géneris, porque tiene muchos años que no hay un conflicto en Europa, no de una invasión a otro país, pero los Balcanes fue una cuestión más regional, se apueste por un hombre culto que habla varios idiomas, que permite una interlocución con otros embajadores de otras nacionalidades y por un hombre además que conoce la historia; porque lo que estamos viviendo en Rusia, les invito compañeras y compañeros legisladores, denle una leída al tema de la guerra de Crimea, un conflicto sucedido a finales del siglo XIX y que bien podemos decir que es el antecedente de la Primera Guerra Mundial.

No hay nada nuevo en lo que está pasando en Ucrania, solamente es tiempo de que se dediquen a leer y verán que son conflictos que vienen de temas ancestrales. Vienen a decir que, bueno, que por qué no nombramos a un diplomático de carrera.

Quieren que nombremos, voy a omitir el nombre por respeto, pero quieren que nombremos a alguien como el que tuvo Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto de embajador en Arabia Saudita, de 2007 a 2016, que era de carrera, que ingreso al Servicio Exterior el primero de agosto de 1980 y que resulta que usaba la embajada para vender alcohol, en un país como Arabia Saudita donde la Ley Islámica prohíbe la venta de alcohol.

Y no lo digo yo, revisen lo que escribió Salvador García Soto, en El Universal el 13 de diciembre de 2017 sobre ese tema.

O quieren que recurramos a las improvisaciones como la que hizo Fox con su embajador ante la OCDE, que lo tuvo que retirar por los derroches excesivos con cargo al erario público, como fue la compra de una casa valuada en un millón de euros en un barrio parisino y que se gastó 54 mil 405 dólares en la compra de enseres domésticos, y que se gastó en solamente seis colchones y siete almohadas 14 mil 400 dólares. Ese es el tipo de embajador que enviaban ustedes.

Y ahí está la propia carta que el embajador envía el 13 de enero de 2004 pidiéndole disculpas al pueblo de México.

No quiero decir el nombre, por respeto, quizás no lo merecen, pero yo sí le tengo respeto.

Dígame, señor Senador, a sus órdenes.

INTERVENCIÓN

Permítame contestarle, en primer lugar, externando mi amplio respeto hacia el Servicio Exterior Mexicano, hacia las mujeres y hombres de carrera; hacia hombres como Gilberto Bosques que aún no logramos validar y reconocer todo su esfuerzo al salvar a judíos en plena Segunda Guerra Mundial.

O también ese Servicio Exterior que logró la firma del acuerdo para la no proliferación de armas nuclearas en América Latina, que disculpe porque se me va el nombre de tan distinguido embajador, diplomático que propicio la firma de ese acuerdo, el embajador García Robles. Entonces, reconozco lo que hace el Servicio Exterior Mexicano.

Simplemente estoy poniendo un ejemplo porque ustedes están haciendo mención como que, si fuera impoluto el Servicio Exterior Mexicano, como si no hubiera errores, y que no nada más ejemplificar que sí ha habido malos integrantes de ese Servicio Exterior, como es el caso de Arturo Trejo Nava, que era el embajador de Peña, y también lo fue de Calderón ante Arabia Saudita.

Y el segundo cuestionamiento que usted hace, si me lo recuerda, si es tan amable.

¡Ah! Sí, efectivamente. Lo que leímos, habla francés, inglés, alemán, está también, confiesa que no tiene un dominio práctico del ruso, pero yo creo que después de ser un políglota, que habla otras lenguas, y máxime que habla alemán.

Usted es un hombre culto, o al menos así hay referencias en torno a usted, pues sabrá que hay ciertas raíces entre el alemán y el ruso que permiten, que, quizás, ya hay un conocimiento más fácil de esos idiomas.

Cuando se habla un idioma se pueden hablar otros con mayor perfección, y yo le apuesto a que pronto tendremos a un embajador hablando en ruso.

¿Servido, Senador?

Pues entonces, señoras y señores, yo les invito a que alcemos la mira, no nos cerremos por el hecho de que lo nombre el Presidente López Obrador, no hagamos en la figura de un nuevo embajador el recipiendario de nuestros odios y de nuestras fobias al Presidente de la República.

Yo creo que tenemos que ampliar la mira y pensar en México, y en una digna representación de México ante la Federación Rusa, y me parece que el señor Eduardo Villegas la garantiza.

Es cuanto, Senadora presidenta.