DIPUTADO IGNACIO MIER VELAZCO (IMV). Gracias.

Primero quiero expresar el reconocimiento al Centro de Estudios de Derechos e Investigaciones Parlamentarias la organización en coordinación con nuestra brillante ejemplar mujer de su tiempo, profesional firme, nuestra presidenta Dulce María Sauri, que ella sabe el aprecio que le tengo y el reconocimiento, y que hoy me da mucho gusto saludarla en el marco de este importante diálogo, en un día que no debería no debería de estar, no debió haberse presentado nunca en nuestro país, pero que vale la pena hoy recordarlo como una violación brutal a los derechos humanos de estudiantes que tenían entre 14 y 22 años, en el Casco de Santo Tomás.

Y esas 120 vidas de jóvenes, debe de animarnos a reflexionar y profundizar sobre la importancia de uno de los actos democráticos que más debe de dejar testimonio el hombre y la humanidad, que son el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las personas, y a agregaría, al libre desarrollo de su personalidad.

Por eso me da mucho gusto saludar también a quien ya tuvo el honor de dirigir la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al maestro Plascencia Villanueva, me da gusto saludarlo.

Especialmente, quiero saludar también a dos mujeres que hoy en este ejercicio que vive nuestro país de lograr una compensación histórica, que no se le había dado a las mujeres, ya lo dijo nuestra presidenta, está discriminación positiva que tiene que prologarse para lograr realmente la igualdad sustantiva, y todos los años de marginación y de violación a los derechos humanos, como ya lo señaló la doctora Irma Eréndira Sandoval, nuestra Secretaria de la Función Pública, estamos muy orgullosos de ella, de su trabajo como integrante de la transformación de este país. Yo me siento muy orgulloso de que sea nuestra secretaria.

Y lo mismo lo digo de nuestra embajadora, con su gran experiencia, los comentarios que acaba de hacer ella en relación a la discriminación, el abuso y la violencia de la que (inaudible) es víctimas todavía, históricamente, estructuralmente en nuestro país los grupos vulnerables de las comunidades indígenas y de lo que son víctimas en el amparo de los usos y las costumbres mujeres y niñas en las comunidades marginadas de nuestro país en algunos estados.

Y que me hacen a mí aquí compartirle a mis compañeras y mis compañeros diputados que están conectados y a los funcionarios de la Dirección de Asuntos Parlamentarios, algo que debemos de tener muy presente, porque lo vamos a discutir en la agenda de seguramente la próxima legislatura, y me refiero precisamente a estos asuntos estructurales de discriminación y que se convierten desafortunadamente, cuando no debería de ser, en posiciones de carácter ideológica.

Ejemplo, los derechos de las comunidades LGBTQ+ o los derechos a decidir por parte de las mujeres sobre la suspensión legal del embarazo, y que van a estar ahí como un tema ideológico cuando debería de ser solo un tema de carácter humanitario, un tema que tiene que ver con la dignidad y libre desarrollo de la personalidad.

En el caso de caso específico de Morena, nosotros estamos convencidos que el espíritu que animó la reforma constitucional hace 10 años, primero tenía como característica que era paradigmática porque obligaba a todos a cambiar de pensamiento, para nosotros es progresista y debe de seguir siendo progresista, porque nos obliga a pensar hacia adelante y de manera universal.

Y cuando me refiero de manera universal porque la reforma de hace 10 años permitió cumplir con el principio de que todas las personas tienen un valor inherente.

Entonces, al hacer este comentario sobre la posición ideológica y el choque con los derechos humanos, me lleva a compartirles a ustedes, presidenta, secretaria, embajadora, doctor Plascencia Villanueva, a los presentes, que una posición política implica necesariamente a una posición ideológica y el legislador, el legislador en tanto representante de la República, que tiene la representación popular, debemos de diferenciar en el disenso y el consenso.

Porque los derechos humanos, sostengo aún si no hay mayorías calificadas, debe de ponerse en el interés de la discusión y del debate, que los derechos humanos es el único campo en el que el consenso es necesario, absoluto y obligatorio para todo aquél que tiene la enorme responsabilidad de la representación popular.

Hace 10 años esta reforma constitucional puso en el centro de la agenda a la persona humana. Desde entonces es la base y el centro de las decisiones públicas, incluidas las decisiones del poder público, pero también del privado.

Un nuevo paradigma llegó para quedarse con varios pilares, que les pido su comprensión y su paciencia porque quisiera comentarles algunos de ellos.

(Inaudible) con el deber moral y político de todas y todos de que coincidan de manera armónica los cuatro pilares de la República, nuestra soberanía, la representación popular, la democracia y los derechos humanos.

Con el cambio de discurso que obligó a pasar de las garantías como lo señalaba Carmen Moreno, individuales a los derechos humanos y sus garantías, en el entendido de que importa establecer los derechos, pero más importante es asegurarlos. Y aquí tiene que ver mucho lo que decía el doctor Plascencia Villanueva sobre el fortalecimiento de las instituciones que garanticen efectivamente el cumplimiento a los derechos humanos.

También tiene que ver con la obligación de todas las autoridades a que tengan siempre presente que la fuente de los derechos es doble. Derechos que están en nuestra Constitución y también en los tratados internacionales.

Adicionalmente, con la obligación de todas las personas y de todos los agentes públicos, a respetar, proteger, promover y garantizar los derechos humanos como obligaciones generales del Estado mexicano en la materia.

Con la incorporación de varios principios en la aplicación y en la interpretación de nuestros derechos, relativos a la universalidad, a la interdependencia y invisibilidad, la progresividad y por supuesto el criterio pro persona.

Estimados invitados, estimadas invitadas, quiero referirme en especial al papel del legislador en materia de derechos humanos que ya lo mencionaba al inicio.

En primer lugar, es digno de reconocer a varios actores legislativos de esta reforma, pero no pasemos por alto la participación de las organizaciones sociales, particularmente yo me resisto a llamarla sociedad civil, para mí son organizaciones sociales porque sociedad somos todos, y hay civil y militar y nosotros, todos en conjunto somos una sociedad y hay sociedad que no está en espacio públicos que se organiza y que nos debemos a ella, y escucharlos es un primer deber y una primera obligación de todo servidor público.

Se juntó también con la participación de expertos, de los abogados; fue fundamental para la concreción de esa reforma, la participación sin lugar a dudas de los jurisconsulto. Sin ella me parece que no se habría hecho un merecido reconocimiento al papel activo y participación de todos los actores.

También quiero referirme que hoy más que nunca toma vigencia el criterio que no habrá pleno respeto a los derechos humanos si el legislador, nosotros, las y los legisladores, no conducimos su formulación y aprobación en la ley con base en los estándares de derechos humanos mencionados.

De hecho, en algunas ocasiones ha sido la propia Corte con las soluciones judiciales muy importantes como la de la cannabis, que nos tocó a nuestra legislatura actual, con relación a pueblos indígenas; tuvimos que acelerar el proceso de consulta para los pueblos indígenas. Por mencionar solo algunas que ha tenido ella que intervenir para indicarnos las omisiones e inconsistencias de leyes que aprobamos, lo cual es una muestra del adecuado control y contrapeso entre poderes de la Unión.

Finalmente, permítanme brevemente recordar algunas de las reformas más significativas sobre los derechos humanos de esta Legislatura que está por terminar.

En materia de derechos sociales, elevamos a rango constitucional los derechos a prestaciones para estudiantes, madres y personas con discapacidad que estaban dispersas en reglas, leyes y ordenamientos. Con ello se asegura su (inaudible) ante contingencias económicas y políticas.

En materia de derechos políticos de las mujeres y en igualdad de género, avanzamos para erradicar cualquier tipo de violencia y discriminación contra las mujeres para que su voz y sus decisiones sean plenamente libres.

En materia de derechos humanos de los pueblos indígenas, fortalecimos el Instituto en la materia, como lo señalé, así como los derechos a la consulta libre, previa e informada porque la pluralidad en el país es un valor incalculable que debe ser protegido.

Emprendimos reformas trascendentes en materia de salud, como bien social y no como mercancía, por ello se dio paso al Instituto de Salud para el Bienestar y el etiquetado claro y de frente para que niñas y niños y adolescentes tomen decisiones informadas sobre lo que consumen y los nutre.

Avanzamos también sobre derechos políticos y a la participación ciudadana con las reformas sobre revocación de mandato y la consulta popular, misma que será vigente por primera vez en el próximo mes de agosto, para hacer vigente el derecho a la memoria y a la justicia social.

En fin, no quiero cansarlos dado su valioso tiempo, son varias las reformas que en distintos ámbitos hicimos para fortalecer los derechos humanos.

También quiero comentarles que hemos seguido con atención las comunicaciones del señor ministro presidente de la Suprema Corte, quien con conocimiento, sapiencia y visión, nos indica una ruta, un sendero sobre los temas que tenemos que trabajar como sociedad.

En la próxima Legislatura tendremos que trabajar muchos temas de la agenda de derechos humanos. Entre ellos, los derechos relativos a la autonomía personal, a la solidaridad, a la dignidad, al cuidado y a la satisfacción de los derechos de las personas que se encuentran en estado de vulnerabilidad, del medio ambiente, de la paz y del desarrollo sostenible.

Una agenda muy progresista que implicará acuerdos de las fuerzas políticas para que, como siempre, nos tomemos los derechos muy en serio, como principios éticos y como imperativos categóricos más allá de posiciones ideológicas.

Tenemos ya las bases, pero los próximos años será necesario redoblar los esfuerzos para que la dignidad humana, que es el pilar de toda sociedad, esté al alcance de todos.

Porque cuando una sociedad cuida la dignidad de todos y de todas, empezamos y podemos empezar a decir que estamos viviendo en una sociedad justa.

Enhorabuena, le aprecio mucho su atención, le agradezco su participación y felicito al Centro de Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias la organización de este diálogo que siempre enriquece la formación de alguien que aspira a ser un buen legislador.

Muchísimas gracias.

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