DIPUTADA CARMEN PATRICIA ARMENDÁRIZ GUERRA (CPAG). Bienvenido, señor secretario. Paciencia, ya vamos a acabar. Con su venia, señor presidente. Distinguidos pares, iniciaré proponiendo que evaluemos el paquete económico bajo criterios objetivos, universales, como son los de productividad, inclusión y bienestar,

Bajo el criterio de productividad, debemos apoyar las medidas de desarrollo del Sur-Sureste, que fortalece el mercado interno y la productividad a través de la inversión en infraestructura y justifican que sea el único rubro que se financie con deuda en el presente paquete económico.

Bajo el criterio de inclusión, debemos apoyar las medidas contenidas en la Ley del ISR. Se combate la evasión fiscal, y la de simplificación fiscal, que estimula la contribución de los de menores ingresos. Y, por supuesto, apoyar también las medidas de compensación menstrual que contribuyen a la equidad de género.

Por el lado del bienestar, objetivo central del presidente Andrés Manuel López Obrador, Benjamín Disraeli decía que el poder tiene un solo deber, que es asegurar el bienestar social de la gente. Definido como el acceso a un conjunto de bienes indispensables, como la energía, por ejemplo.

Es por ello que debemos apoyar las medidas tomadas en la Ley de Ingresos y del ISR, para fortalecer a las empresas productivas del Estado. Que garanticen el acceso de las energías básicas y para combatir prácticas ilegales en el mercado de hidrocarburos.

En un Estado de bienestar el acceso universal a la seguridad social es el propulsor central de crecimiento económico, y es también el pegamento más importante de la cohesión social que tanto necesitamos en México, porque da piso parejo al acceso a los servicios básicos de seguridad social, como son: salud, seguridad en la vejez y cuidado de los hijos para que sus madres puedan incorporarse en el mercado laboral.

El Estado de bienestar no es un sistema clientelar, tiene el fundamento económico más profundo, porque garantizar al individuo la cobertura de sus necesidades primarias libera su consumo, libera su ahorro, libera su productividad y, sobre todo, maximiza su dignidad y aportación de valor al país. Porque, como dice Immanuel Kant: “Hay cosas que tienen precio y, otras, dignidad”.

Es bajo este principio que debemos apoyar el gasto en bienestar, incluyendo la seguridad social, ocupe el 60 por ciento del gasto programable y los implementos importantes en su asignación presupuestal.

Es por eso también que debemos apoyar el fortalecimiento del IMSS Bienestar como instrumento institucional de acceso universal de servicios de seguridad social que, por tanto, disminuirá las discrecionalidades estatales que dieron pie a la corrupción que proliferó durante el régimen del extinto Seguro Popular.

Comprendamos que fue esta discrecionalidad y no la desaparición del Seguro Popular la que ha obstaculizado el acceso universal gratuito a la salud.

Sin embargo, hemos sido criticados, señor secretario, por no haber gastado lo suficiente y contribuido al aumento de la pobreza, le pregunto entonces, ¿hasta qué punto el Estado mexicano sí ha realizado un gasto contracíclico durante la presente crisis?

Es tanto, señor secretario.