DIPUTADA MARÍA EUGENIA HERNÁNDEZ PÉREZ (MEHP). Con el permiso de la Presidencia.

Honorable Asamblea:

No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo, como recurso indispensable para la vida, el agua es clave para el bienestar humano y para el desarrollo sostenible y sustentable de las presentes y futuras generaciones.

El agua se conecta prácticamente con todas las actividades para luchar contra la pobreza y la desigualdad, debido a que esta se conecta con la salud, la educación, la energía y con la producción de alimentos.

La Organización de las Naciones Unidas afirma que el agua también está en el corazón de la adaptación al cambio climático sirviendo de vínculo crucial entre el sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente.

Por lo que hoy, ante el reto que representa la variabilidad de la temperatura terrestre, es urgente realizar una gestión más eficiente de este recurso.

Estimaciones señalan que la demanda de agua en el mundo aumentó seis veces en el siglo pasado, tendencia creciente a lo largo del presente siglo por el crecimiento de la población; el desarrollo económico, los cambios en los patrones de consumo, la intensificación de la producción agrícola y la expansión de las ciudades; fenómenos que generarán un aumento sustancial en la demanda del agua, mientras que la disponibilidad del agua se vuelve más errática e incierta.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura estima que más de 2 mil millones de personas, sufren una fuerte escasez de agua y que aproximadamente 4 mil millones de personas padecen escasez de agua ocasionalmente.

Esos niveles de escasez seguirán aumentando a medida que crezca la medida de agua, la sobreexplotación, la contaminación, el bajo mantenimiento a la infraestructura generada por no pagar este servicio, la ausencia del entendimiento de valores   y costos del agua, los cuales no son sólo económicos, sino también ecológicos y sociales.

Esos niveles de escasez seguirán aumentando a medida que crezca la demanda de agua, la sobreexplotación, la contaminación, el bajo mantenimiento a la infraestructura generada por no pagar este servicio. 

La ausencia del entendimiento de valores y costos del agua, los cuales no sólo económicos, sino también ecológicos y sociales.

Debido a lo anterior, crear una cultura a favor del agua es crucial, ante la reconocida crisis ecológica producida por la actividad humana, la sociedad requiere realizar cambios profundos en los valores, modelos y modos de vida, reconociendo el papel fundamental del agua como soporte ecosistémico y su valor socioambiental integral.

Dicho de otro modo, se requiere fomentar y asimilar una cultura del agua con un enfoque conceptual que busque cierto balance entre el desarrollo económico y el desarrollo socioambiental, basado en la sustentabilidad y sostenido bajo los principios de equidad y justicia.

Pero ¿qué hemos recibido como parte de lo que es la cultura del agua?  Pues lo que hemos recibido son temas como aguas contaminadas por las actividades de grandes empresas, refresqueras, cerveceras, mineras, etcétera, y por la falta de inversión en drenajes, tenemos aguas negras, las cuales van a dar a cuerpos de agua en todo el país.

La solución son las plantas tratadoras, pero recibimos 573 plantas tratadoras que nunca, nunca operaron y a un costado de ellas las aguas negras contaminando nuestras aguas.

Lo deseable es un uso eficiente de nuestros recursos hídricos, cuando en mi Estado de México y en otros estados, nunca se ha invertido en la infraestructura hídrica por más de 90 años, con la misma   tubería de drenaje, con fugas de agua a todo lo que da y entonces, ¿hay agua o no en algunos estados de la República? 

La falta de vigilancia en el llenado de las cisternas que desemboca, que hace que en los hogares se esté cuidando a todo lo que da el agua, porque estas cisternas se están derramando todo el día por falta de vigilancia. 

El negocio está, entonces en la venta de aguas de pipas, nosotros nos hemos quitado, se ha quitado el derecho a las poblaciones indígenas al administrar sus pozos, caso específico, Querétaro, donde se concesionó esta agua a los privados.

Y qué hablar del sureste del país, poblaciones que ya no controlan sus mantos acuíferos desde el neoliberalismo, perforación de pozos para las poblaciones que se prohibieron, pero no para unos cuantos.

Se privatiza el agua para beneficio de grandes empresarios, la solución para el tratamiento de aguas residuales, la tecnología tiene la respuesta, pero en público lo decimos, pero en lo particular, decimos que no, porque no beneficia el consorcio tecnológico que se quiere beneficiar.

Cuidemos nuestra agua para beneficio de la mayoría, el agua para todas y todos, para el pueblo, para todas y todos para el pueblo; para todas y para todos, la cultura del agua empieza por cuidarlas de los grandes depredadores.

Muchas gracias.