DIPUTADA JULIETA ANDREA RAMÍREZ PADILLA (JARP). Con su venia, presidenta.

Claramente existen dos motivos por los cuales llegar al poder, para servir o para robar. Del segundo propósito, lamentablemente las anteriores administraciones nos han entregado muchos ejemplos, tal es así como las toallas de 4 mil pesos que compraban en los baños de Los Pinos, la administración de Vicente Fox, o bien los mil 300 millones de pesos invertidos en la Estela de Luz, los contratos leoninos otorgados para desfalcar a Pemex, o bien, los casi mil 800 millones de pesos de la barda perimetral, de la inexistente refinería bicentenario de Felipe Calderón.

Qué decir, por ejemplo, del periodo de Peña Nieto, con las triangulaciones de 300 mil millones de pesos a través de la estafa maestra. La verdad no duele, pero como les incomoda.

Los 86 millones de pesos de la casa blanca. La compara de inservible planta de agronitrogenados por 44... 443 millones de pesos... de dólares, perdón. O bien, los moches que entregó Odebrecht para aprobar la reforma energética. Ese era el verdadero propósito del Pacto por México, robar.

Con todos estos hechos, el Índice de Percepción de la Corrupción de la Organización de Transparencia Internacional ubicó a México del lugar 57 al lugar 138 en el año 2018. Y a pesar de todo lo anterior, millones de mexicanas y mexicanas que trabajaban a diario de forma honesta y solidaria, empezamos organizarnos en torno a un movimiento de regeneración nacional, que tenía muy claro que, para acabar con la desigualdad, la injusticia, la impunidad y la inseguridad, primero había que acabar con la corrupción.

Con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, el hoy presidente, luchamos diariamente por acabar con los privilegios y separar el poder económico del poder político, del que tanto estaban aliados. Al día de hoy se ha logrado un ahorro de 1 billón 300 millones de pesos por prácticas de autoridad, de honestidad y contra la corrupción en los procesos de bienes y compras gubernamentales.

En este tenor, las y los militantes de Morena sabemos que la transformación de México implica cimentar en nuestra legislación las disposiciones suficientes para no repetir...

Sabemos que la transformación de México implica que logremos cimentar en nuestra legislación estas disposiciones suficientes para garantizar la no repetición de los actos de abuso, de enriquecimiento ilícito, de soborno, de peculado y de tráfico de influencias al que tanto estaban acostumbrados.

Las licitaciones, proveedurías y, en general, las contrataciones por parte de gobiernos a empresas han sido un medio recurrente en la comisión de actos de corrupción en el pasado. En múltiples ocasiones las contrataciones no se realizaban en función de la calidad o del costo que beneficiara al Estado y al pueblo de México, sino en función y en el tamaño del soborno y de las influencias.

Por ello, esta iniciativa que tengo a bien presentar el día de hoy reforma los artículos 26, 29 y 50 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público. Y los artículos 27, 31 y 51 de la Ley de Obras Públicas. Esto logrará que las entidades de gobierno se abstengan de contratar a empresas que cuenten con empleados o socios que hayan incurrido en actos de corrupción.

Urge endurecer la ley con el objetivo de consolidar nuestra causa y seguir combatiendo la corrupción en sus múltiples modalidades. Vamos a continuar invirtiendo en becas para jóvenes, en pensiones para los adultos mayores, para las personas con discapacidad. La cuarta transformación es la lucha permanente por la separación del poder económico, del poder político... concluyo...que en México la construcción de caminos, carreteras, parques, aeropuertos, trenes y teatros sean siempre para el beneficio total del pueblo de México y no para una minoría deshonesta y aprovechada.

Es cuanto, presidenta.