DIPUTADA ROSANGELA AMAIRANY PEÑA ESCALANTE (RAPE). Compañeras y compañeros legisladores, antes de iniciar deseo recordar a nuestra colega diputada de la LXIV Legislatura Martha Patricia Ramírez Lucero, quien inspiró la iniciativa aprobada por la Comisión de Justicia y que ahora estamos discutiendo. Una legisladora que luchó siempre por las causas más sensibles de la sociedad, por la justicia, los derechos humanos y la igualdad de las personas. Este dictamen es muestra de ello.

Vivir en un México en el cual las niñas y los niños puedan hacer realidad sus sueños, en el que puedan desarrollarse en igualdad, vivir libres de violencia, estudiar y aspirar a un futuro mejor sí es posible. La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y se clave para salir de la pobreza. Sin embargo, los estereotipos de género han limitado el derecho a la educación de las niñas, ya que muchas veces se prioriza de sus pares masculinos sobre la de las niñas, condenándolas al ámbito doméstico y al trabajo de cuidados. Lo que, a su vez, no solo limita su derecho al libre desarrollo de la personalidad, sino que además las condena a una vida de violencia y al matrimonio precoz e incluso infantil. Esta discriminación por género es una de las más normalizadas. Es visible desde acciones simples y cotidianas, como en la asignación de tareas domésticas e inclusive en la limitación respecto a los juguetes y juegos.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo, las mujeres reportaron una mayor participación en las labores del hogar que los hombres. Solo para que se den una idea, las mujeres, las niñas y las adolescentes en México destinan 71 por ciento de las horas en labores de cuidado no remuneradas. De manera que por cada hora que aporta un hombre a estas actividades, las mujeres aportan casi 3.

De acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, es prioritario garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y a las niñas.

Para ello, necesitamos adoptar políticas, estrategias y medidas para afrontar y reducir los obstáculos que impiden el desarrollo pleno de las niñas, así como reformar la legislación que fomenta los estereotipos e impide la igualdad sustantiva.

Actualmente el artículo 308 del Código Civil Federal prevé que los alimentos comprenden la educación del beneficiario hasta obtener un arte, oficio o profesión adecuados a su sexo. Sí, adecuados a su sexo, lo que contraviene el artículo 1o. constitucional, así como los instrumentos internacionales en materia de igualdad y no discriminación de los que el Estado mexicano es parte.

Vulnera el derecho a la igualdad, a la no discriminación y al libre desarrollo de la personalidad, y limita la educación de las niñas y niños con base a lo estereotipos y roles socialmente asignados.

De ahí la relevancia del dictamen de la Comisión de Justicia que actualmente se discute, pues propone eliminar los factores que incentivan la discriminación y menoscaban el libre desarrollo de la personalidad de los niños y niñas.

Compañeras y compañeros, los invito a votar a favor de esta propuesta de reforma, a votar a favor de un México más justo e igualitario, en el que cada niña y cada niño pueda estudiar y desarrollarse sin ser limitado por su género. A votar a favor de que sus sueños no sean coartados por los roles y prejuicios sociales, de que la educación sea una prioridad en la que la única limitante sea el tamaño de sus legítimas aspiraciones. Es cuanto.