En política, los números hablan, pero la voz del pueblo siempre tiene la última palabra. Y hoy, esa voz es clara, firme y mayoritaria, porque la presidenta Claudia Sheinbaum cierra el 2025 fortalecida, con un respaldo que no solo se mantiene, sino que se consolida a pesar de campañas negras, ataques e infundios que intentan detener el proyecto de la Cuarta Transformación.
Las encuestas más recientes, como la de Mitofsky, muestran que la presidenta alcanza entre el 70 y el 73 por ciento de aprobación. Esa cifra, que algunas personas ya ven como normal, en realidad es extraordinaria.
Basta mirar el contexto internacional: es prácticamente imposible encontrar a una mandataria o mandatario con ese nivel de popularidad después del primer año de gobierno. Pero en México ocurre porque aquí se gobierna escuchando, cumpliendo y poniendo por delante a quienes históricamente se había relegado.
El pueblo reconoce un estilo de gobierno honesto, austero y cercano. Reconoce los programas sociales que llegan a millones de familias, la defensa de la soberanía y la continuidad de políticas públicas que nacieron en 2018 y que hoy forman parte del nuevo sentido común nacional.
Reconoce también el carácter, la sensibilidad y la templanza con que la presidenta ha respondido a los intentos de desgaste impulsados desde los mismos grupos conservadores que nunca aceptaron que México hoy se está transformando.
Mientras hay quienes difunden narrativas de descontento social, los datos cuentan otra historia. La encuesta revela una aprobación sobresaliente en la mayoría de las entidades. Los números desmontan la idea de que existe un malestar generalizado; lo que hay son grupos muy pequeños, amplificados en redes, pero no representativos del sentir colectivo.
La seguridad continúa siendo la principal preocupación, y se sigue trabajando con firmeza al respecto, pero, incluso frente a ese reto, el respaldo se mantiene firme, porque la gente distingue entre quienes están trabajando todos los días y quienes solo utilizan el tema para lucrar políticamente.
Este es más que un buen momento para nuestra mandataria, es un mensaje claro para todo nuestro movimiento: el pueblo sigue confiando. Y esa confianza se construye con congruencia, resultados y rumbo claro.
Ella no gobierna sola, pues a su lado camina un proyecto que nació desde abajo, un movimiento social que ha sobrevivido a todos los embates y millones de personas que no están dispuestas a retroceder.
Pese a los ataques, a la guerra sucia, a quienes intentan sembrar duda y división, el respaldo popular sigue sólido. Y si algo queda claro al cierre de este año es que la presidenta no solo encabeza el gobierno, encabeza la esperanza. Y cuando un país camina con esperanza no hay nada ni nadie que lo detenga.
X: @RicardoMonrealA


