Decía Nelson Mandela que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Y en el México actual, esa frase cobra nuevo sentido bajo la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha colocado a la educación en el corazón de su proyecto de nación, como la base para construir un país más justo, más libre y con mayores oportunidades para todas y todos.
Durante el periodo neoliberal, miles de familias mexicanas vivieron la desigualdad desde las aulas: escuelas lejanas, infraestructura deteriorada, docentes sin respaldo y jóvenes que, por falta de recursos, se vieron en la necesidad de abandonar sus estudios.
Por eso, la nueva política educativa no solo busca abrir escuelas, sino transformar el sentido mismo de educar; porque enseñar no es repetir contenidos, sino formar conciencia, pensamiento crítico y sentido de comunidad.
La presidenta sabe que educar no es tarea exclusiva del Estado, pero sí su responsabilidad principal. Por eso ha emprendido una estrategia integral que pone al alumnado en el centro, con el objetivo de que ningún ni ninguna joven que quiera estudiar se quede fuera. En esta nueva etapa de la Transformación, educar significa garantizar el derecho al conocimiento como una herramienta de libertad y justicia social.
El compromiso es claro: acercar la educación a donde antes no llegaba. Por eso se ampliará la oferta de escuelas públicas de nivel medio superior en todo el país. Se trata de construir más preparatorias cerca de los hogares, donde las y los jóvenes puedan continuar su formación sin tener que recorrer kilómetros o abandonar sus sueños por falta de opciones.
Este esfuerzo no se limita a la construcción de nuevos planteles. También incluye la reconversión de secundarias en preparatorias vespertinas, la ampliación de escuelas existentes y el fortalecimiento de los telebachilleratos.
Pero educar en el siglo XXI también significa conectar. En un país tan diverso y extenso como el nuestro, el acceso a internet es ya una necesidad básica. Por eso, el programa de la Comisión Federal de Electricidad para llevar conectividad gratuita a más de 3 mil telesecundarias y telebachilleratos avanza a paso firme, beneficiando a casi 200 mil estudiantes. Porque hoy, educar es, además, integrar a México digitalmente.
La política educativa de la presidenta no pretende crear dependencias, busca abrir caminos. Está pensada para formar generaciones con capacidad para innovar, para pensar críticamente y participar de manera activa en la construcción del país que queremos.
Educar, al final, representa gobernar con conciencia. Es sembrar futuro en cada aula y esperanza en cada niña, niño y joven que sueña con un México mejor. Y en eso, este gobierno no solo está cumpliendo: está transformando al país desde su raíz más profunda, que es la del conocimiento y la igualdad.
X: @RicardoMonrealA


