DIPUTADO RUBÉN CAYETANO GARCÍA (RCG): Con la venia de la presidente Sauri. Hacedoras y hacedores de leyes, muchos de ustedes legítimamente recién llegados, bienvenidos. Gracias, por suplir a tanto chapulín y evitar que no se paralice la función de este órgano legislativo del honorable Congreso de la Unión.

La reforma que hoy aprobamos y nos concedemos tiene por objeto establecer que la fijación anual de los salarios mínimos o la revisión de los mismos nunca estará por de bajo de la inflación observada durante el periodo de su vigencia transcurrida, esto bajo los siguientes argumentos: la Ley Federal del Trabajo establece que el salario mínimo deberá de ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.

La caída en el poder adquisitivo del salario se agudizó en los gobiernos anteriores, ocasionado por los denominados gasolinazos. Hizo impacto en la inflación mermando los bienes y los servicios a los que pueden acceder las familias.

Al fijar el salario mínimo, tomando en cuenta la inflación observada al momento en que se toma la decisión, usualmente en diciembre y no en la proyección para el año siguiente, se garantiza que las y los trabajadores puedan adquirir, al inicio del próximo año, al menos lo mismo que adquirían al inicio del año que termina. De igual manera, se logra evitar que se vea mermado el poder adquisitivo de las familias.

En 2018 se dio un hecho histórico, cuando el actual gobierno de la República estableció un aumento de 16 por ciento al salario mínimo en México, vigente a partir del 1o. de enero de 2019, pasando de 88.36 a 102.68 pesos diarios.

De acuerdo con las cifras de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, en 36 años nunca se había visto un aumento salarial como en el 2019. Sin embargo, se requiere un aumento gradual del salario mínimo en nuestro país que en ningún caso debe estar por debajo del índice inflacionario del año de que se trate.

Votaremos a favor de la reforma porque contiene los siguientes beneficios: se da cumplimiento a los tratados internacionales de los que el Estado mexicano es parte, en materia de salario mínimo. Se aumenta el salario mínimo en México como un acto de justicia para millones de trabajadoras y trabajadores y sus familias. Se fija un parámetro que permitirá establecer un salario mínimo digno y suficiente para toda la población trabajadora, de manera que pueda contar con una mayor capacidad adquisitiva, contribuya a combatir la pobreza y a reducir la desigualdad en el ingreso de nuestro país.

Quienes por ignorancia o arrogancia han venido aquí, a pesar de decir que están a favor, a decir que esta reforma no ayuda a los comerciantes, ¿cómo no? Si bien no de forma directa, pero sí como efecto benéfico.

No olvidemos que mejorar el salario mínimo y su poder adquisitivo, de esta manera, otras actividades comerciales, mercantiles y sectores productivos también se benefician. Desde luego que esto no lo ven, quienes durante el neoliberalismo jamás se preocuparon ni por el salario ni por los trabajadores.

Se comprende entonces que fijar el salario mínimo, mínimamente a nivel inflacionario, a los priistas se les haga irrelevante, porque irrelevante de por sí han sido para ellos los de abajo y los trabajadores.

La resistencia al cambio es dura, es agresiva, porque no se trata solamente de un cambio de gobierno, sino de un cambio de régimen, por eso resulta importante citar aquí al presidente Andrés Manuel, cuando afirma: “el paradigma que estamos construyendo se basa en la convicción de que es más fuerte la generosidad que el egoísmo, más poderosa la empatía que el odio, más eficiente la colaboración que la competencia, más constructiva la libertad que la prohibición, y más fructífera la confianza que la desconfianza”. Fin de la cita.

Como es mi derecho, presidente Sauri, aunque no les guste a algunos mi estilo, retiro la presente reserva. Y antes de terminar, nada más retomando los aires de despedida que se han mencionado aquí, que algunos exponen por la licenciadera de diputados, es para mí un timbre de orgullo, de ideales maderistas, que no me voy a reelegir ni buscaré ningún otro cargo de representación popular y concluiré aquí mi mandato popular hasta el último día de agosto. Es cuanto, presidenta. Muchas gracias.