DIPUTADA ALEIDA ALAVEZ RUIZ (AAR). … congruencia que nos aglutina a diferentes diputados y diputadas, todos los que tuvieron la iniciativa están presentes, me da mucho gusto, también ya se encuentra con nosotros la presidenta de la Cámara de Diputados, la diputada Laura Rojas, que antes de darle la palabra me gustaría, pues comentarles, en el caso, de nuestra participación.

La pandemia que padece la humanidad ha demostrado las débiles bases de un modelo económico, político y social, que generó gran riqueza concentrada en unas cuantas manos a cambio de la pobreza y desigualdad que padecen las grandes mayorías.

El Estado, en el mundo, fue atado e inhabilitado por las fuerzas del mercado.

Ese modelo que se creía autopoyético, sencillamente se falló a sí mismo.

En nuestro país, se ha empezado a construir un modelo distinto, basado en el bienestar de las mayorías.

Quienes nos dedicamos a la política debemos colocarnos, como dice el pensador portugués Boaventura de Sousa Santos, no a la vanguardia de las grandes ideas, sino observando y atendiendo las necesidades de la gente.

La lucha por hacer un mundo más justo es un tema de derechos humanos, por ello acompañamos la incorporación, al texto constitucional, del derecho humano a cuidar y a ser cuidado, como un acto solidario, pero también como una responsabilidad que el Estado debe acompañar.

El día a día de las personas que dedican parte de su vida a cuidar a otros debe ser reconocido y respaldado por el Estado en sus tres órdenes de gobierno, y para ello se propone establecer un sistema de coordinación nacional de cuidados.

El cuidar a otras personas, niñas, niños, adultos mayores o personas con discapacidad, es un acto de amor para nuestros semejantes, la cual tiene un impacto mayúsculo en la sociedad y en la economía.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estiman que, en 2018, el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados registró, como lo comenta Wendy, un nivel equivalente a 5.5 billones de pesos, que equivale, ya también lo dijo mi compañera Wendy Briceño, al 23.5 por ciento del Producto Interno Bruto nacional.

También es un tema de trato digno y de igualdad de género, debemos romper los viejos moldes y dejar de encasillar a las mujeres en este tipo de actividades, ya lo dijeron quienes me antecedieron en la palabra.

El Estado debe ofertar las ayudas necesarias para que el cuidado sea reconocido como una actividad esencial de la actividad económica, así como el establecimiento de políticas integrales, de regulación, evaluación conjunta de políticas entre los órdenes de gobierno.

Además, este agregado a la Constitución nos coloca, también ya lo comentó Wendy, en la ruta del cumplimiento de acuerdos internacionales como la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que prevé las recomendaciones para cuantificar el trabajo no remunerado que llevan a cabo las mujeres y las niñas, así como los compromisos en el marco de la Agenda 2030, en concreto, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: “Logro de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas”, que contiene metas relacionadas con el trabajo de cuidado.

El cuidado de las personas es un tema fundamental para el desarrollo de un país, no sólo crea las condiciones para el desarrollo de las nuevas generaciones y potencia otros derechos fundamentales a través del cuidado de niñas y niños, sino también para las personas con alguna discapacidad o enfermedad, esto nos lo dijeron muy puntualmente en un foro que también ya había organizado mi compañera Lorena Villavicencio, diferentes organizaciones que se dedican a este tema.

Pero demás, en el caso particular de nuestro país, una gran mayoría de la población adulta actual, pasará, en un periodo relativamente breve, a ser de personas mayores, lo que implica el requerimiento de cuidados y de una estructura social solidaria que soporte este cambio generacional.

Por nuestro propio bien, debemos darle el valor necesario a este derecho en sus dos vertientes, pasiva, a recibir cuidados; y activa, a dotarlos.

Ya no podemos seguir concibiendo a los cuidados como una “obligación natural”, sino como una prestación con impacto en la vida social, económica y cultural de la sociedad.

La pandemia nos obliga a repensar a nuestra sociedad, a encontrar soluciones democráticas a nuestras problemáticas, debemos incentivar la participación de sectores soslayados, fortalecer la solidaridad y la cooperación y no sólo al emprendurismo y la competitividad a toda costa.

Señalo que las soluciones deben ser democráticas para rescatar el postulado de nuestra Constitución en el sentido de que la democracia más allá de un sistema jurídico es el mejoramiento constante de la vida económica, política, cultural y social de la población.

Agradezco a todas y todos por su participación en el análisis de esta propuesta, de manera destacada a las ponentes, amigas de muchas causas por la igualdad y los derechos humanos en general, porque es posible construir un mundo mejor.

Estas audiencias públicas de este parlamento abierto, se integran por tres mesas, mesa uno intitulada “Repensar las tareas de cuidados desde la igualdad y el bienestar social”; mesa dos “Agendas de derechos humanos y política de cuidados”; y la mesa tres “Economía del cuidado, experiencias locales y su desarrollo en la perspectiva internacional”.

A través de ellas, escucharemos a expertas que nos permitirá tener una visión más amplia de este modelo de coordinación social.

Enhorabuena a todos y todas por su participación, y gracias por el privilegio de escucharlas.

Muchas gracias a todos y todas ustedes, y bueno pues quiero ahora sí darle el uso de la palabra a la diputada Laura Rojas, presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, para que con su mensaje nos dé la declaratoria de inauguración de estos trabajos.

Por favor presidenta.

LINK PARA DESCARGAR VIDEO:
https://youtu.be/63-V6V4moTw