En algunos espacios públicos se ha expresado la supuesta utilización de la imagen institucional para promocionarse públicamente. Cosa totalmente errónea: Los razonamientos no son exactos y son inconsistentes con relación a la magnitud de un problema que viene impactando a la opinión pública nacional e incluso internacional. Se ha llegado a interpretar que hay funcionarios del gobierno federal que han aprovechado acontecimientos para promover su imagen.
Nada más falso cuando hablamos de un asunto impresionante que nos deja más y más sorpresas de cómo operan los actos de delincuencia organizada, que inclusive atraen a núcleos de la sociedad a los que se intenta tentar con el dinero fácil que la acción ilegal puede propiciar.
Creo que hay la exposición racional de la imagen de algún funcionario cuando sale a informar de los programas de gobierno y aquí con frecuencia se adoptan distintas interpretaciones. Si existe difusión clara de los programas o cuando se informa de algún acontecimiento de trascendencia o de importancia para la nación o para partes importantes de la población.
Entonces, ¿qué es relevante cuando interpretamos lo que dice la Ley? No hay duda de que la trascendencia de los acontecimientos del robo que se comete con bienes de la nación merece una difusión amplia a la ciudadanía. O ¿no es una ofensa al interés general que se robaran la gasolina que es un bien muy apreciado por todos los mexicanos?
No estamos hablando de cualquier cosa o bien, pues éste se mantiene en la atención de todos los mexicanos y todos debemos estar informados de lo que está sucediendo con las acciones que realiza el gobierno diariamente para resolver un asunto que sabemos o estimamos que cuando se vuelva a la normalidad los beneficios serán para todos. Entonces dejará de fluir la riqueza nacional en el bolsillo de unos pocos que han hecho del robo de combustible un modus vivendi que nos denigra como colectivo social.
Aquí lo interesante es que hay acontecimientos que obligan a la intervención de las autoridades al más alto nivel pues de otra manera proseguir con esos vicios es como dejar que la sociedad prosiga en su proceso indetenible de descomposición.
¿Dónde están los límites? ¿Quién tiene que poner los límites?
Es el Estado un ente inexistente y entonces podríamos entrar en escenarios de selva donde todos contra todos será la pauta, será la regla en dimensiones sin normas. Anomias por todas partes, violencia en todo lugar, la Ley del más fuerte se impondrá porque no existe una fortaleza mínima del Estado.
Me sumo al exhorto a la sociedad en su conjunto particularmente a quienes participan ilegalmente en el robo de combustible a comportarse a la altura de la circunstancia y retomar el camino de la honradez sin dinero mal habido y robado a la nación. Exhortar a la población que está delinquiendo robándose el combustible a que recupere el rumbo de vivir en espacios sociales que se basen en conductas honorables y convertirse en ejemplos para la sociedad. Personas que sean ejemplos para los niños y niñas que se van a enfrentar a realidades agradables y desagradables donde deben ser protagonistas en la existencia y prevalencia de la sociedad.
El ejemplo del robo del combustible no es buena ruta. Y eso es el motivo del exhorto. Que los que roban combustibles se conviertan en hombres de bien para garantizar que sus hijos e hijas sean personas de bien. Que sean ejemplos morales para su comunidad, para la sociedad por la honorabilidad en la que perviven en el cuerpo social que le da su existencia.
El exhorto es que se reconozca que en el pasado incluso reciente vivimos en reglas no escritas basadas en el bandidaje y la rapacidad. En la falta de honorabilidad que arrastra a pequeños núcleos de sectores sociales que ahora beben aprender a coexistir con las normas de solidaridad que permiten la prevalencia de su sociedad.
La invitación es permanente para que juntos retomemos el camino de una convivencia basada en la moral y en la ética y no justifiquemos el robo a la nación. Esta es la convocatoria más preciada que se debe hacer a la ciudadanía mexicana a la sociedad y detener las conductas de desajuste que ahora han causando tantos daños y desgarramientos sociales inaceptables para el interés general.