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Salario emocional: cuando el propósito vale más que el dinero

Durante décadas, el éxito laboral se midió en términos económicos; sueldos competitivos, bonos de productividad y prestaciones eran los indicadores de una carrera “exitosa”. Sin embargo, en los últimos años surgió un cambio profundo en la mentalidad de las y los trabajadores, especialmente entre las generaciones jóvenes. Hoy, el salario emocional —ese conjunto de factores no monetarios que aportan bienestar, sentido y motivación— se convirtió en un elemento decisivo para permanecer en un empleo o abandonarlo.

La pandemia de COVID-19 aceleró este cambio de paradigma. Millones de personas se replantearon sus prioridades, descubriendo que el tiempo, la salud mental y el equilibrio entre la vida personal y la actividad profesional son tan valiosos como el dinero. En lugar de buscar únicamente estabilidad económica, muchas y muchos trabajadores comenzaron a buscar algo más difícil de cuantificar: propósito, reconocimiento y calidad de vida.

El salario emocional abarca una amplia gama de aspectos, entre ellos, un ambiente laboral respetuoso, oportunidades de desarrollo, flexibilidad de horarios, liderazgo empático y, sobre todo, la sensación de que el trabajo tiene un impacto positivo en el mundo o al menos en la comunidad inmediata. Las empresas que lo comprenden están logrando retener talento y mejorar la productividad, mientras que aquellas que lo ignoran enfrentan altas tasas de rotación y desmotivación interna.

En México, donde la cultura laboral ha sido históricamente rígida y jerárquica, el concepto de salario emocional está ganando terreno. Las nuevas generaciones no se conforman con largas jornadas ni con jefas o jefes autoritarios. Buscan espacios en los que puedan expresar ideas, aprender constantemente y ser valorados más allá de su productividad inmediata. Quieren pertenecer a organizaciones que compartan valores éticos, sociales o ambientales. En otras palabras, desean trabajar para algo que tenga sentido.

Las estadísticas globales refuerzan esta tendencia. Según un estudio de 2024 de Gallup, más del 60 por ciento de trabajadores menores de 35 años refieren priorizar el bienestar emocional sobre el salario. Además, siete de cada diez empleados renunciarían a un empleo mejor pagado si eso implicara sacrificar su equilibrio personal o su felicidad. Esto no significa que el dinero haya dejado de importar, sino que ya no es suficiente para sostener el compromiso a largo plazo.

El reto para las empresas es profundo. No se trata de ofrecer mesas de ping pong o días de home officecomo estrategias de “felicidad corporativa”, sino de construir una cultura organizacional auténtica, basada en la confianza, la comunicación y la coherencia entre discurso y práctica. Las y los empleados actuales detectan rápidamente cuando el bienestar se usa como herramienta de marketing y no como convicción real.

La búsqueda de propósito también redefine el liderazgo. El jefe o la jefa tradicional, que se centraba en el control y la autoridad, da paso al liderazgo que inspira, escucha y acompaña. El poder ahora se ejerce a través de la empatía y la credibilidad, no del miedo. Este cambio, aunque desafiante, está transformando los lugares de trabajo en espacios más humanos y colaborativos.

El salario emocional no es un lujo ni una moda, es una necesidad en una época marcada por la incertidumbre y la hiperconectividad. En un mundo donde el trabajo remoto difumina los límites entre lo profesional y lo personal, cuidar el bienestar emocional se vuelve una estrategia de supervivencia organizacional.

En última instancia, el salario emocional plantea una reflexión sobre el sentido del trabajo mismo. Si pasamos gran parte de nuestra vida en un espacio laboral, ¿por qué hacerlo en un lugar que no nos aporta satisfacción ni propósito? Las empresas que entiendan esta pregunta —y actúen en consecuencia— liderarán el futuro porque, en la nueva economía del talento, el propósito motiva, pero también retiene, transforma y genera valor duradero.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

X: @RicardoMonrealA

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