DIPUTADA DOLORES PADIERNA LUNA (DPL). Muchas gracias, señor Presidente.

Veintidós personas fueron asesinadas en uno de los ataques con armas de fuego más letales en lo que va del año en Estados Unidos, ocho de ellos eran mexicanos: Juan de Dios Velázquez, Iván Filiberto Manzano, María Eugenia Legarreta, Sara Regalado, Adolfo Cerros Hernández, Jorge Calvillo, Elsa Mendoza y Gloria Irma Márquez.

Menciono sus nombres en este recinto porque no sólo son una cifra más, cada una de estas personas tenía una familia, una vida, muchos sueños, una historia que contar, la indignación que nos ha generado estos actos barbáricos se ha traducido en acciones efectivas.

El gobierno de México, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ha manifestado su profundo rechazo y condena al acto de barbarie. Asimismo, ha acompañado y apoyado a las familias y a las víctimas; no sólo eso, sino que también anunció que se iniciará una acción legal respecto al arma con la que se perpetró el tiroteo y se informó que se participará en la investigación y juicio por terrorismo en contra de mexicanos en Estados Unidos.

Por su parte, la Fiscalía General de la República ya está integrando la carpeta de investigación para efectuar estas acciones legales de acuerdo con la ley y con el derecho internacional.

El tiroteo fue un ataque de odio contra la población mexicana, el cual se encuentra basado en la supremacía blanca. La supremacía no ve matices, no ve la integración entre países, los supremacistas ven en blanco y negro, y recurren a la fantasía de la pureza estadounidense para excluir a toda aquella persona que desde su punto de vista no corresponda con los cánones norteamericanos; es decir, que no hable inglés nativo, que no sea blanco y que provenga de algún otro país, lamentablemente esa exclusión se está traduciendo en el asesinato del otro.

Donald Trump ha declarado que la enfermedad mental y el odio jalan el gatillo, no el arma; sin embargo, si bien el discurso de odio importa y mucho, son las armas las que matan. En este sentido se vuelve indispensable que Estados Unidos comience a legislar en favor de un efectivo control de las armas.

Asimismo, se debe efectuar e intensificar el acuerdo propuesto por el canciller Marcelo Ebrard, al Secretario Mike Pompeo, acerca del operativo para frenar el tráfico de armas desde Estados Unidos a México, pues el nulo control de armas de ese país vecino también tiene repercusiones en nuestro país. Al respecto se estima que alrededor del 70 % de las armas usadas por criminales en México tienen como país de origen a los Estados Unidos.

El ataque no ocurrió por problema de salud mental, como lo ha querido señalar el Presidente Donald Trump; no lo es, porque una persona no nace siendo racista y xenófoba, sino que su educación, su socialización así la hacen.

En Estados Unidos no sólo han sido las redes sociales y los videojuegos los que han generado racismo y xenofobia, sino que también se debe a un discurso de odio que en los últimos años ha sido atizado por el propio Presidente Donald Trump.

Cuando Donald Trump condena el racismo y la supremacía blanca, en realidad debería estarse condenándose asimismo por hacer uso de un lenguaje que los supremacistas blancos ocupan.

Donald Trump es quien se ha referido a los mexicanos como exportadores de crimen, de violaciones, de pobreza, quien se ha referido a migrantes de otros países como plagas o como invasiones, quien desestimó a un juez federal por tener ascendencia mexicana.

Celebramos que el gobierno de México haya actuado en la defensa de nuestros connacionales, hay 38 millones de personas residentes en Estados Unidos que son de origen mexicano, por ello atacar a los mexicanos que viven allá es atacar a su propio país también, que somos nosotros, México.

Gracias.