LXV LEGISLATURA
Cumplimos
Discurso del diputado Hirepan Maya Martínez, durante inauguración de la Exposición “La revolución es lo único que puede salvar a la República” Emiliano Zapata. Centenario Luctuoso del Caudillo del Sur 1879-1919.
21 agosto, 2019 - Prensa
DIPUTADO HIREPAN MAYA MARTÍNEZ (HMM). Muy buenas tardes, muchas gracias. Sean todas y todos bienvenidos. Me voy a permitir entrar en materia, tenemos que regresar a la comparecencia de la Secretaria de Cultura Federal.
Decir Zapata es decir también zapatismo. El programa de reivindicaciones sociales, agrarias, étnicas, y políticas, mantiene una vigencia hasta nuestros días desde el planteamiento revolucionario de Emiliano Zapata.
Conmemorar 100 años del asesinato de Emiliano Zapata es también reivindicar 100 años de lucha del zapatismo sin zapata o con zapata como estandarte y referente central de las luchas y de la dignidad campesina e indígenas del pueblo de México, del territorio nacional. Por lo que esta lucha se centra en el principio de la defensa del territorio y los derechos de la comunidad y al disfrute de los recursos naturales.
Para Francisco Pineda es preciso estudiar a Zapata y al zapatismo como una espiral histórica que va más allá de lo regional, una fuerza ideológico y militar que se expande en el espacio y en el tiempo.
Como él mismo firma, en una perspectiva que rehúsa seguir la línea de achicar el zapatismo, de reducirlo a su limitada área de Anenehuilco. Es decir, se rechaza a ubicar el conflicto en un solo terreno o territorio para llevarlo al del contrario. Resultaría impertinente la historia de la guerra sin el opositor, sin el opuesto. Además, el zapatismo es confluencia y enfrentamiento, enfrentamiento no solo se puede concebir inmóvil e inmaterial.
Esta exposición de imágenes de Emiliano Zapata debe ser, ante todo, parte de un homenaje y también un nuevo ciclo histórico en la activación de una política de reivindicaciones agrarias, campesinas, étnicas, sociales y territoriales.
Sin Zapata y sin las herencias del zapatismo, no habrá suficiencia alimentaria para el país, repartición justa de la riqueza, ni reivindicación de las demandas de autonomía de los pueblos indígenas.
Esto es hoy Zapata y el zapatismo para nosotros los legisladores de Morena, y creo no equivocarme, para todas y todos los legisladores de la Cámara de Diputados.
Emiliano Zapata y su siglo de luchas son necesarios para alentar el giro democrático y el cambio de régimen de nuestro país. Una nación sin corrupción, sin desigualdad en donde el pueblo y los campesinos, los grupos étnicos y urbanos son el centro y el motivo de la política pública del Gobierno de la Cuarta Transformación nacional.
La Revolución Mexicana sigue siendo un largo rumor que va dejando silencios y goces a medio decir. Quizá su secreto mejor guardado, siga siendo la figura del General Emiliano Zapata y del zapatismo.
En ellos se confunden el tiempo histórico y el mito, sigue vigente el intento de profundizar en la magnitud social y política de las luchas agrarias, campesinas e indígenas.
La revolución agraria de Zapata no es estrictamente suya, es una construcción social y política de larga duración, un relámpago que avanza en las nuevas luchas de la tierra por la autonomía.
Zapata es el poema terrible en la Revolución Mexicana como afirma el historiador Antonio García de León. Una figura perturbadora que cabalga en nuestra historia y que se resiste a ser captada definitivamente e inmovilizada por el bronce conmemorativo.
Y hablando de poesía y hablando de Zapata, reivindicando una idea que tuvimos cuando llegamos a San Lázaro y que hemos mantenido presente de hacer de la poesía el arma más poderosa en contra de los enemigos del hombre, me voy a referir al poeta Ramón Martínez Ocaranza, en su poema a Zapata:
Y un día te levantaste con la palabra tierra cargada de destino, que comenzó a sonar por las inmensas latitudes humanas como los (inaudible) de las manos de un tigre.
Tierra para el maizal enamorado. Tierra para las ondas geologías. Tierra donde golpean los caballos enamorados de las lejanías. Tierra de los cenzontles encantados. Tierra del cempazúchitl y de la orquídea. Tierra donde olvidar la flor del llanto para sembrar las flores de la dicha. Tierra para el crepúsculo agobiado, tierra para la madre destruida, tierra para el camino vulnerado, tierra para las verdes golondrinas. Tierra donde morirse de esperanza, tierra donde morirse de alegría, pero en el fondo oscuro de la patria, sonaba una danza de sombras, y la palabra tierra caía asesinada.
Zapata vive, la lucha sigue.
Gracias.
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https://youtu.be/sU3-yIMnFHs