DIPUTADA IDALIA REYES MIGUEL (IRM). Con la desaparición de los 43 normalistas tocó fondo el proceso de descomposición del Estado mexicano, provocado por la imposición del neoliberalismo, específicamente se evidenció la profunda conexión de la clase gobernante con la delincuencia organizada, la incapacidad del régimen oligárquico para procurar justicia integral y eliminar la impunidad, el decadente encubrimiento de sus crímenes mediante burdas falsificaciones históricas y su dudosa pertenencia a la comunidad internacional de Estados comprometidos con el respeto a las garantías básicas y la observancia de tratados internacionales sobre la materia.

La noche de Iguala dejó en el corazón de las mayorías populares la idea de la imperiosa necesidad de rescatar las instituciones gubernamentales, secuestradas por los criminales agrupados en el Pacto por México y emprender la regeneración moral de la República y la cuarta transformación de la vida nacional.

El giro en la conducción nacional reconoce el papel del magisterio como agente de la transformación social, el compromiso de garantizar plazas para todos los egresados de las normales públicas y la imperiosa necesidad de hacer justicia en el caso de Ayotzinapa.

El nuevo gobierno no ve a las normales como semilleros de guerrilleros, por el contrario, valora positivamente una formación profesional destinada a la loable tarea de proporcionar educación a los sectores más pobres de la población hasta encontrarlos.

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