DIPUTADA ERIKA MARIANA ROSAS URIBE (EMRU). Señor secretario, le agradezco mucho por sus puntuales respuestas. Celebro que el gobierno de la República tenga la convicción de llevar a cabo los esfuerzos necesarios para mejorar la formación de las maestras y maestros de México.

Es indiscutible que ellos representan una pieza fundamental para lograr la transformación educativa en nuestro país y que sin su participación activa difícilmente se puede brindar una educación de calidad a los niños, niñas y adolescentes de nuestro país, dándoles a través de ellos la oportunidad de tener un mejor futuro.

Recordemos que una de las claves de la reforma en materia educativa propuesta por el Ejecutivo federal y aprobada por este Congreso de la Unión es precisamente fortalecer la formación de los docentes, quienes al ser los principales operadores de la función educativa del Estado son también el corazón de la misma.

La calidad de un sistema educativo está directamente ligada con la calidad de la educación, que se ofrece en las instituciones formadoras de sus docentes, una responsabilidad que en México ha sido depositada históricamente en las escuelas normales.

Es por lo anterior que resulta necesario darle mayor fortaleza a las escuelas formadoras de docentes en nuestro país, para que sigan siendo uno de los pilares que sostienen al sistema educativo nacional.

Nadie puede negar las grandes contribuciones de las escuelas normales al proceso de construcción y consolidación de nuestro sistema educativo, el cual atiende en la actualidad aproximadamente a 30 millones de niñas, niños y jóvenes.

No obstante, es igualmente innegable que muchas escuelas normales, especialmente las ubicadas en las comunidades rurales, requieren de un mayor acompañamiento y, desde luego, también de más recursos para avanzar de forma consistente en el mejoramiento de los esquemas de formación docente, que permita a los maestros contar con las herramientas necesarias para afrontar los retos actuales de la enseñanza.

En este sentido, resulta fundamental potencializar el aprendizaje de los alumnos en las escuelas normales y garantizar que estas sean verdaderas instituciones de educación superior, donde la investigación y desarrollo de conocimientos sean componentes esenciales.

Si queremos que nuestra educación mejore hay que empezar por las escuelas de nuestros maestros, al final de cuentas es por el bien de las niñas, niños y jóvenes de nuestro país. Muchas gracias.