DIPUTADA LIDIA GARCÍA ANAYA (LGA). Con la venia de la Presidencia. Compañeras y compañeros diputados, les saludo con mucho afecto en esta tarde. Las mujeres hemos decidido ejercer nuestra libertad en la era de la tecnología, pero sin duda, no hemos estado exentas de vivir violencia en los espacios digitales y en la utilización de las herramientas tecnológicas.

Los casos más comunes que se han documentado han sido el asedio electrónico, acoso sexual, vigilancia, uso y manipulación no autorizados de información personal, como imágenes y videos.

El número de niñas y jóvenes mujeres que han sido trastocadas en su vida a causa de la violencia digital va en aumento. Las de mayor edad tampoco están exentas. El acoso cibernético afecta la vida diaria de sus víctimas. Los medios de comunicación, las redes sociales o páginas electrónicas y todos los espacios en donde las mujeres se desarrollen deben ser seguros. No pueden ser campo fértil para el escarnio o la intimidación.

Es por ello que el dictamen que vamos a votar este día es de tanta importancia. Se trata de incorporar en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia los tipos de violencia digital y mediática, además de incorporar al Código Penal Federal el delito de violación a la intimidad sexual.

Por ello, hacemos un llamado, desde esta tribuna, a las entidades federativas, para que legislen en esta materia, porque casos como el de Olimpia y el de miles de mujeres, cuyas imágenes, audios y videos íntimos han sido difundidos sin su consentimiento, estos no pueden quedar impunes.

Ahora, quienes compartan imágenes íntimas sin autorización, pasarán de tres a seis años en prisión, además de una sanción económica. Y si se trata de una persona con la que la víctima tuvo una relación sentimental o de confianza, la sanción será mayor. Es necesario garantizar el derecho a la privacidad y a la intimidad. Que nadie coarte la libertad de expresión y, mucho menos, el derecho al acceso a la información. La violencia digital y mediática que viven las mujeres, genera consecuencias psicológicas, emocionales y sociales de largo plazo. Limita el pleno ejercicio de sus derechos humanos.

Reconozco el valor de Olimpia y de su familia, mujer valiente que desafió al sistema judicial y se enfrentó a una sociedad que juzga sin conocer lo que es una violación a la intimidad y a la reputación de una mujer.

De igual manera reconozco a los colectivos que la apoyaron para que hoy esta iniciativa sea una realidad, y especialmente al colectivo Frente a la Sororidad.

Fui docente por más de 30 años, docente de universitarias y lo viví al lado de mis alumnas, a las cuales les di consejo. Sin embargo, las vi vulneradas en su vida privada. Pero no se atrevieron a hablar por las deficiencias de nuestro marco jurídico que, lejos de defenderlas, las violentaría de nueva cuenta.

Hoy damos un paso más para erradicar estos tipos de violencia. Apuntalamos con estas reformas el derecho a vivir libremente. Hagámoslo realidad, que nadie nos detenga. Sí a la Ley Olimpia. Vamos por el voto a favor. Es cuanto, diputada presidenta.

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