DIPUTADO MANUEL VÁZQUEZ ARELLANO (MVA). Con su venia, señora presidenta. Eran las primeras semanas luego de los acontecimientos de Iguala, y en una asamblea en la escuela normal rural, ante la desesperación y el dolor doña Cristina Bautista, madre de Benjamín, afirmaba llorando que se sentía culpable de lo que le había ocurrido a su hijo, pues aunque él quería irse a Estados Unidos de mojado ese año, ella lo había obligado a irse a estudiar a Ayotzinapa.

Hablar de derecho humano a la memoria colectiva no es reducir el discurso, la discusión y el problema de los crímenes atroces al lenguaje jurídico y abstracto donde se afirma llanamente que el Estado debe de reparar el daño a las víctimas, porque como reparar el dolor que siente doña Cristina.

Derecho a la memoria colectiva es tocar fibras pasadas y presentes, es hablar de aquello que sigue ocurriendo todos los días en nuestro país, es hablar del asesinato de periodistas, de defensores y defensoras del territorio, de desapariciones forzadas, de feminicidios y de la impunidad, todo esto sin afanes de politizar o de sacar raja política.

Derecho a la memoria colectiva es saber que, así como de Ayotzinapa se dijo que se lo merecían por revoltosos o que de seguro en algo andaban, lo mismo se sigue diciendo por parte de altos funcionarios y de muchas fiscalías locales de otras personas que sufren atropellos a sus derechos humanos.

Memoria colectiva es reconocer y oponerse a que el Estado, los partidos políticos y a veces para colmo hasta las organizaciones defensoras de los derechos humanos administren mañosamente este tipo de problemas que los conviertan en casos emblemáticos y que en consecuencia se invisibilice al resto. Es también reconocer que ahí donde otros inventaban verdades históricas hoy se castiga, pero que, a pesar de todo, falta mucho por hacer todavía.

Derecho a la memoria colectiva es reconocer que el tema de la desaparición forzada, los asesinatos extrajudiciales y los feminicidios no pueden ser abordados ni por funcionarios ni por la clase política ni mucho menos por los medios de comunicación como si de cualquier otro tema se tratara o como si fueran solo cifras, porque se trata de personas con nombres, con una historia, con un rostro, con una familia que nos busca no sin el temor de ser asesinados o desaparecidos también en el proceso.

Las personas desaparecidas nos faltan a todos, son esos hijitos que comían tierra y que reían sin parar, se llaman todos esos nombres que te aprendes hábil y mañosamente cada vez que vas a pedir su voto, pero que poco haces cuando te piden una sola cosa, solo una, justicia.

Memoria colectiva son las canciones, son los libros, los poemas, los performances, la manifestación y la protesta, la obra de teatro, el documental, la investigación periodística seria y objetiva, son los museos, son las risas, el baile, son los conciertos en los que se habló de lo que iba mal en un país con una chela o un porro en la mano, porque no solo es el dolor, es la fiesta, es la alegría, es la sonrisa, es la solidaridad y la empatía, es todo aquello que nos hace humanos.

Memoria colectiva es también reconocer que no todos los policías ni todos los militares ni todos los funcionarios ni todos los empresarios son partidarios de lo malo que nos aqueja, sino que está en el buen funcionario, la buena policía, el buen militar, la buena y el buen legislador, el buen empresario que está dispuesto a luchar a contracorriente y acompañar las buenas causas de nuestro pueblo.

La memoria es, sobre todo, dicen nuestros más primeros, una poderosa vacuna contra la muerte y alimento indispensable para la vida. Por eso, quien cuida igual a la memoria guarda y cuida la vida. Y quien no tiene memoria está muerto. Porque una cosa es cierta, podrá haber reparación del daño, podrá haber castigo a los responsables, podrá haber verdad y garantías de no repetición, pero sin memoria colectiva no habrá justicia.

Nuestra iniciativa busca contribuir a que el Estado y nuestra sociedad construyan los instrumentos que propicien la depuración de la memoria colectiva y la reparación integral del daño. Esperamos contar con el apoyo de todas y todos ustedes. Es cuanto.