• La legisladora expresó que se trata de reflexiones sobre un nuevo constitucionalismo que supone la relación de matrices civilizatorias a partir del respeto, el diálogo y el reconocimiento recíproco.

La diputada Irma Juan Carlos, integrante del Grupo Parlamentario de Morena, encabezó la inauguración del “Curso Derechos de Pueblos Indígenas en México: del indigenismo a la política pluricultural”, para reflexionar sobre la estructura y organización del Estado rumbo a la consolidación de las bases de una nueva relación que permita el florecimiento de los pueblos indígenas en México.

La presidenta de la Comisión de Pueblos Indígenas y Afromexicanos señaló que el Estado pluricultural busca transformar las relaciones sociales, la cultura y la economía de la nación, respetando los organismos propios de las comunidades originarias, cuya armonía requiere de diversificar las estructuras gubernamentales y de crear una democracia intercultural.

Comentó que de esa manera se coadyuvará al reconocimiento jurídico del control cultural de los pueblos sobre sus territorios y recursos naturales tradicionalmente manejados, lo que está relacionado con el ejercicio de la libre determinación y autonomía.

“México es un país megadiverso, cuya diversidad teológica está vinculada precisamente a la diversidad cultural, en la cual se manifiestan las diferentes prácticas e instituciones sociales y está relacionada con la diversidad agropecuaria forestal y agroalimentaria que ha resultado del manejo de los pueblos que lo habitan”, explicó.

Expresó que la articulación del sistema jurídico integral en materia de derechos indígenas permitirá la convivencia armónica de las instituciones y los sistemas jurídicos de los pueblos originarios.

“Desde hace muchos soles que los pueblos indígenas y comunidades equiparables en México pujan por construir un Estado que le represente y ampare; un estado que les permita florecer, y aunque queda mucho camino por recorrer, algunas flores y frutos ya están perfumando la huerta”, declaró.

Expresó que el planteamiento de un nuevo constitucionalismo supone una nueva Carta Magna que fije el rumbo hacia un nuevo pacto donde las matrices civilizatorias se relacionen a partir del respeto, el diálogo y el reconocimiento recíproco.