DIPUTADO CÉRSAR AGUSTÍN HERNÁNDEZ PÉREZ (CAHP). Con la venia de la Presidencia.

Compañeras, compañeros legisladores, el dictamen que hoy se nos pone a nuestra consideración es el resultado de la preocupación que varios diputados, entre ellos el de la voz, externamos a través de la presentación de iniciativas ante el deterioro en la salud mental y socio-emocional de nuestras niñas, niños y adolescentes, la cual de no ser visibilizada, pero sobre todo atendida, podría tener consecuencias fatales.

A raíz de la pandemia por el Covid 19, evidentemente, la forma de apreciar y vivir la vida ha cambiado radicalmente para todos, particularmente para los infantes y adolescentes, quienes se han enfrentado a variantes que modificaron en su totalidad su desarrollo y crecimiento.

La suspensión de las clases, la falta de contacto social, la desigualdad, la desnutrición, la pérdida de seres queridos, son tan solo algunos de los cambios a los que los menores se tuvieron que enfrentar.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada siete jóvenes, de 10 a 19 años, padece algún trastorno mental. Durante el primer semestre de 2021 se registraron 129 mil 20 carpetas de investigación por violencia familiar, lo que representó un aumento del 24 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.

Desgraciadamente, también existen datos de niños que incurrieron en el suicidio. Al respecto, la Encuesta Nacional de Salud reveló que durante 2021, un mil 150 niñas, niños y adolescentes, en México, decidieron suicidarse, un promedio de tres casos por día, lo cual lastimosamente es una cifra récord.

Lo que se propone en el dictamen que nos ocupa, es establecer que la orientación integral en la formación de las y los mexicanos, dentro del sistema educativo nacional, considerará la inteligencia emocional y la autoconciencia.

Además, se ordena que les corresponde a las autoridades educativas, de manera concurrente, desarrollar y promover, en el ámbito de su competencia, los protocolos para brindar orientación y asesoría a las madres, padres, tutores y educadores, sobre las acciones que deben observar para garantizar el bienestar emocional, psicológico y social de los y las educandos.

La educación que se imparte en los planteles educativos, tanto públicos como privados, deberá procurar la promoción y cuidado de la salud mental. La depresión no tiene edad, los ataques de pánico no son exhibición, la ansiedad no es una exageración, la baja autoestima no es un juego, sin lugar a dudas, la salud mental es tan importante como la salud física. Con la vida no se juega.

Concluyo, compañeras y compañeros diputados. Estoy seguro que todos votaremos a favor de este dictamen, ya que cuidar la salud mental de nuestras niñas, niños y adolescentes se volverá un factor fundamental para resarcir daños del pasado, tener un mejor presente y, sobre todo, prevenir una mejor sociedad en el futuro. Por su atención, muchas gracias.