DIPUTADA ALEIDA ALAVEZ RUIZ (AAR). Muy buenas tardes a todas y todos.

Un abrazo muy respetuoso a toda la familia de nuestro querido y gran compañero, el licenciado Porfirio Muñoz Ledo, él que fue un hombre siempre polémico, un personaje indispensable para la historia política del México reciente, gran orador, un político que transitó por todos espectros ideológicos, pero que siempre se mantuvo activo opinando, criticando, discrepando y sobre todo proponiendo acuerdos para fortalecer nuestra democracia.

Nadie puede negar su contribución a la democracia, así como el apoyo a las causas progresistas incluyendo la causa de las mujeres.

Ya lo dijo aquí mi compañera Amalia, en la LXIV Legislatura apoyó decididamente la construcción y aprobación de la iniciativa sobre Igualdad Sustantiva en el texto constitucional.

Él fue uno de los iniciantes de todas estas reformas que, recuerdo muy bien, las platicamos en su domicilio, y él me decía: hagamos lo que hizo José Vasconcelos en su momento, cuando se incluyó el artículo tercero constitucional y se llamó al Estado Mexicano a hacer una intervención con todas sus instituciones para erradicar el analfabetismo en este país.

Pero en esta ocasión para erradicar la violencia contra las mujeres. Esa era su propuesta y está aquí en la inscripción de las iniciativas, dictámenes que hemos abordado en estas legislaturas, y está pendiente de que la atendamos como esa parte en la que él planteaba eliminar esta violencia que lamentablemente es generalizada contra las mujeres en todo el país y que urgen acciones del Estado al respecto.

Este compromiso que él hizo y que varias compañeras del Grupo Plural también signamos, espero no sea solamente un texto que se quede sin atención en las próximas legislaturas, en ésta misma, porque necesitamos asumir que, como estratega, como estadista, él vislumbraba y proponía soluciones a problemas y a demandas muy puntuales de nuestra realidad nacional.

Recuerdo un par de anécdotas de hace unos años, cuando compartíamos escaños en este recinto, siendo Presidente de la Mesa Directiva de la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados.

Aquí él imprimió el selló de legalidad, de respeto a la norma, de dar equilibrio al desarrollo de las sesiones, de no acallar a las minorías, porque me decía repetidamente: no somos iguales que ellos; no los vamos avasallar como ellos lo hacían cuando fuimos oposición.

Pero lo hacía pensando en cómo este Poder se podía establecer en ese modelo de República en donde el Poder Legislativo tuviera una actuación muy relevante sobre la construcción de instituciones y de leyes que rigieran a nuestro Estado mexicano.

Y fue precisamente esa conducción la que permitió que los espacios de discusión y deliberación cameral se mantuvieran abiertos permanentemente hasta el día de hoy.

Por eso podemos decir que en su paso como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados en la anterior legislatura imprimió ese sello que queremos darle al Poder Legislativo en esta etapa de la transformación del país y en distintos momentos de su historia política al enfrentarse al poder, al romper los esquemas del viejo régimen, no sólo en aquellas icónicas y memorables interpelaciones al expresidente Miguel de la Madrid el primero de septiembre de 1988 reclamándole el fraude electoral que ese mismo año fue el parteaguas de la transición democrática al haber arrebatado el triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, ese año fue el que precisamente marca el paradigma de una lucha democrática que, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, entre otros muchos y muchas dirigentes de izquierda hicieron de ese acontecimiento, esa irrupción para un tránsito realmente democrático en nuestro país o cuando increpó al presidente Ernesto Zedillo en 1997 y le dijo que se había acabado el régimen en el que un sólo poder sometía a los otros dos y, desde luego, cuando abandonó las filas del PRI para conformar el Frente Democrático Nacional, semillero y parteaguas, como ya lo dije, del cambio político que vivimos hoy en esta Cuarta Transformación nacional.

Por eso no nos sorprendieron ni nos molestaron en ningún momento las críticas que llegó a expresar hacia nuestro movimiento y hacia el Presidente Andrés Manuel López Obrador, pues era parte de la esencia de Muñoz Ledo: el ser crítico, el ser incisivo y sobretodo, el ser un personaje polémico que increpaba a quien ostentaba el poder.

En otro momento que compartimos en la LXIV Legislatura, recuerdo que me decía, y, bueno, aquí obviamente quiero compartir estos momentos en los que él nos deja a muchos, a muchas, aprendizajes de cómo conducirnos en estos espacios de toma de decisiones, en estos espacios en donde uno se hace cargo, que es parte del Estado mexicano y que tratamos de construir instituciones democráticas, por eso traigo a colación esta anécdota con él, cuando me decía “en el parlamento se tienen que oír todas las voces, podemos no estar de acuerdo incluso descalificarlas, pero debemos escucharlas”, y eso, por lo que implicaba el no cometer los atropellos que se hicieron durante décadas a la oposición en este mismo recinto y esa capacidad de escucha fue la que se acompañó en buena parte de su trabajo profesional, como embajador en las Naciones Unidas en dos momentos distintos, como Secretario de Estado, como diputado, senador, analista, luchador social por el cambio democrático, además de haber sido compañero, dirigente, estratega durante muchos años en la izquierda de este país.

En algún momento de su biografía dijo: “la principal virtud de un político es la congruencia. Se puede tener el poder y no pasar a la historia y pasar a la historia sin tener el poder”.

Por ello, en aras de esa congruencia, desde Morena le rendimos este homenaje a su trayectoria, a su compromiso con la democracia, con el cambio social, con la transformación de fondo, con el abrir los espacios para un nuevo régimen político, sin olvidar que en su biografía también se registran momentos oprobiosos cuando militaba en el PRI.

Pero este tipo de homenajes se proponen justo para recordar y honrar el legado de una persona, no para señalar sus opiniones, o posiciones políticas de forma puntual.

Este homenaje tiene como objetivo honrar al político, al personaje que encarnó Porfirio Muñoz Ledo, pues casi seis décadas de trabajo de su vida fue por la política y en la política nacional.

Así lo entendemos desde Morena y así lo expresamos en esta tribuna.

Lo han dicho y yo lo refrendo como un hombre estadista, constructor de una república, de un estado, de un régimen diferente que es el que creemos se puede erigir en esta etapa de transformación de la vida pública del país.

Esa nueva república, donde las instituciones realmente se aboquen a la democracia, la garantía de la libertad sin atropellos a nadie.

Él señaló y estamos a 50 años de esa visita del gran presidente Salvador Allende en este país, y citó en una de sus publicaciones este mensaje de Salvador Allende: “el costo de luchar a contra corriente es alto, pero la recompensa de servir a la patria nos trascenderá”. Frase que se aplica a la transición democrática que iniciamos en 1988.

Y yo creo que es rescatable decirlo y ratificarlo; el que esa forma de disruptir y de poner en cuestión el régimen que tanto criticamos, es ahora nuestra encomienda, el modificar esos códigos de la política rancia, esos códigos de la política en donde solamente se simula y no se trabaja en realidad por las instituciones.

En nuestro caso, en Morena, y en la izquierda, siempre hubo más coincidencias. Sin olvidar las divergencias válidas en toda democracia. Y fueron precisamente esas coincidencias las que no nos hicieron andar juntos buena parte de la historia reciente de México.

Hoy se adelanta en el camino el también doctor Muñoz Ledo, pero quienes nos quedamos acá seguiremos andando esa brecha democrática que junto con él abrieron otros icónicos personajes de la izquierda nacional.

La brecha que también abrió nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador y sobre la cual seguimos transitando millones de mexicanas y mexicanos.

Que descanse en paz el licenciado Porfirio Muñoz Ledo, que quienes nos quedamos aquí recordaremos sus críticas, sus reproches, sus consejos y por qué no, hasta sus groserías para seguir construyendo un México plural, respetuoso, democrático, participativo e igualitario como el que él mismo aspiró a construir.

Él decía que parecía imposible la conquista vía pacífica y con la fuerza del voto se logró y eso lo celebraba una y mil veces porque él fue partícipe de eso: de una revolución pacífica que ahora nos tiene en este cambio de régimen en el país y eso también es gracias también a Porfirio Muñoz Ledo.

Y le diremos y lo despediremos como despedimos en la izquierda a nuestros compañeros dirigentes: ¡hasta siempre camarada Porfirio!

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