DIPUTADA NAYELI ARLEN FERNÁNDEZ CRUZ (NAFC): Con la venia de la Presidencia. Compañeras diputadas y diputados, no hay suficientes paredes y muros para escribir los nombres de las que ya no están. Abril, Ingrid, Fátima y lamentablemente miles más de mujeres, niñas y adolescentes y de las que minuto a minuto se suman a esta terrible realidad.

Sus historias sonaron en el pasado, desde esta tribuna, cuando repudiamos y condenamos sus asesinatos, pero hoy volvemos a invocarlas porque nos seguimos preguntando, ¿cuántos nombres más estamos dispuestos a permitir que sean agregados a la larga lista de feminicidios ocurridos en el país para entender de una vez por todas que se trata de una crisis de Estado que va en aumento?

La violencia contra las mujeres es una epidemia extendida en todas las capas sociales y en cada rincón del país.

Los reclamos que paralelamente a esta sesión se están llevando a cabo en las calles de esta ciudad y que en muchas otras ciudades del país se encuentran plenamente justificados, son llamados desesperados que reclaman justicia y sus voces resuenan con la fuerza de aquellas que los feminicidas nos arrebataron.

En la historia de la humanidad las mujeres hemos sido objeto de violencia sistémica, principalmente de aquella que encuentra su justificación en la ideología machista que por tanto tiempo fue aceptada y reproducida en el núcleo más básico de la mayoría de las sociedades hasta normalizarla.

La expresión más fuerte de violencia contra las mujeres es la que hoy repudiamos bajo la consigna de ni una más. Diariamente México llora la pérdida de 11 mujeres que son asesinadas por el simple hecho de haber nacido mujeres. Todos los días despedimos a una amiga, a una madre, a una trabajadora, a una líder o a una niña, porque tristemente para muchas la frase soy mujer mexicana, se convierte en un estigma, es una historia corta de terror.

Sobra decir que no existe lugar en México en el que las mujeres nos sintamos seguras, es más, ni siquiera después de muertas, porque los cuerpos de las víctimas son arrojados y exhibidos en la vía pública sin ninguna consideración a la dignidad humana. Exigimos justicia, sí.

No nos cansaremos de gritarlo, pero ya basta de discursos, de simular atender el fenómeno, urge pasar a la acción. La iniciativa que atinadamente discutimos el día de hoy, es una respuesta contundente y efectiva de lo que se puede lograr cuando se piden acciones concretas.

El establecimiento de un nuevo tipo penal, el de feminicidio, es producto de un reclamo social y una respuesta institucional a las voces que, incluso, consideraron dar un paso atrás en la eliminación del término para sustituirlo por el genérico homicidio. Hay que visibilizar esta cruel realidad, basta de cerrar los ojos ante esta circunstancia que nos lastima.

En la lucha del reconocimiento de los derechos y protección de la mujer no habrá ni cambio de ruta ni cómodas pausas, incluso, por coyunturas o intereses políticos.

Con la reforma planteada se busca eliminar las trabas de acceso a la justicia, de las que tanto adolece hoy nuestro sistema, pues actualmente muchas de las muertes de mujeres no son investigadas como feminicidios, por no tener claridad de lo que implica el término razón de género. Por eso queremos una justicia con perspectiva de género.

Con la propuesta no solo se esclarecen las causas, sino también se garantiza que la investigación de todos los hechos por los cuales se prive de vida con violencia a una mujer, el Ministerio Público esté obligado a constatar si existe alguna de las razones de género establecidas en el delito de feminicidio.

Compañeras y compañeros, es nuestro momento de hacer la parte que nos corresponde, comprometámonos a dar resultados y adecuemos nuestro marco jurídico, nuestro marco normativo para que sea más sencillo y se garantice que caiga todo el peso de la ley sobre quienes agredan a una mujer. Démosle voz a quienes hasta hoy han sido ignoradas, olvidadas o, incluso, en este momento, asesinadas.

El Estado y la sociedad no podemos permanecer indiferentes, hoy debemos levantarnos, no solo las mujeres, sino México entero en una misma voz de cero tolerancia. Cero tolerancia a la violencia, para que de hoy en adelante sean los feminicidas quienes teman a la justicia, al ser perseguidos por sus abominables actos y no las mujeres, cuando la reclaman. Por las niñas, por las mujeres, por la sociedad, por México. Es cuanto.