DIPUTADA MILDRED CONCEPCIÓN ÁVILA VERA (MCAV). Con el permiso de la presidenta. Compañeras y compañeros legisladores, el dictamen que votamos el día de hoy presenta una gran cantidad de beneficios para las y los mexicanos.

Los libros enriquecen la vida en sociedad, ya que transmiten nuevos conocimientos, difunden la cultura y permiten la construcción de nuevos paradigmas en beneficio de los diversos procesos humanizadores para alcanzar el bienestar, de ahí que es fundamental garantizar su acceso y disponibilidad para toda la población.

Las reformas que hoy hacemos a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro son de diversa índole, tienen objetivos administrativos y conceptuales, buscan, entre otras cosas, regular de mejor manera esta industria, modernizarla, para incluir nuevas modalidades, como el libro digital y garantizar formatos para las personas con discapacidad y el acceso a libros en lenguas indígenas.

Sin embargo, es importante legislar siempre atendiendo a las diferentes realidades de nuestro país, para que las normas que aprobemos puedan ser cumplidas y no se conviertan en un catálogo de buenas intenciones.

Es por eso que hoy agregamos un artículo transitorio, cuyo objetivo es que aquello que se establece en esta reforma se sujete a la disponibilidad presupuestaria de los ejecutores de gasto responsables, para el presente ejercicio fiscal y los subsecuentes.

Esto no significa que no habrá presupuesto para cumplir con lo establecido, sino que los recursos que se destinen a su cumplimiento no afectarán la instrumentación de otras políticas públicas y, por ende, de otros derechos que el Estado debe garantizar.

No quiero omitir resaltar la importancia de que nuestro México cuente con verdaderas herramientas normativas y operativas para priorizar el fomento a la lectura y al libro, para democratizar el acceso al conocimiento, lo cual contribuye a reducir las brechas de desigualdad, e impulsar para que cada vez más tengamos usuarios de la cultura escrita.

Necesitamos instrumentos que estén a la altura del desafío que hoy enfrentamos, en el que apostamos por tener muchos más lectores y lectoras y en donde la diversidad de formas de lectura y de materiales escritos, producto de la modernidad, tengan cabida.

En esta pandemia la lectura ha sido una gran aliada para muchos y muchas. También ha sido la oportunidad para quienes algún día soñaron con contar historias, compartir conocimiento, o simplemente relatar hechos en diversos espacios.

La reserva que aquí proponemos permitirá ser congruentes entre lo que se debe y lo que se puede hacer para emprender el camino cierto hacia una sociedad de lectores y lectoras, más allá de las bibliotecas o contextos académicos.

Esta cruzada por la lectura puede convertirse en una luz que combata la desinformación, pero que consienta la transformación de las conciencias hacia un México más culto, con mayor conocimiento y mejores hábitos personales.

En la cuarta transformación nos hemos caracterizado por aprobar presupuestos responsables. Es por eso que confiamos en que se destinarán los recursos necesarios, de manera responsable, eficaz y pertinente, en cuanto llegue el momento de implementar la reforma que aquí hoy discutimos. Es cuanto, presidenta.

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