DIPUTADO RUBÉN CAYETANO GARCÍA (RCG). Con su venia, presidente Sauri. Diputadas y diputados, hablar de las reformas que contiene el dictamen que se discute, es hablar de legalidad. Hablar de legalidad implica hablar de derecho, de justicia y de ética en el ejercicio profesional de la abogacía.

Esto lo manifiesto a razón de que una parte, aunque es mínima, pero una parte de la comunidad jurídica que merece todo mi respeto, se ha lanzado en los hechos de manera extraviada en contra del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, decretando suspensiones en contra de la vigencia de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica.

Cuánta prontitud. Cuánta expedites. A menos de 48 horas de entrada en vigor la reforma, ya le estaban decretando suspensiones. Fíjense nada más, en Guerrero yo también hacía valer algunos derechos en contra de algunas leyes y tengo constancia de que los gobiernos priistas hasta escondían el periódico oficial del estado.

Ah, pero aquí ya estaba armada la demanda y prácticamente decretada la suspensión. Bien que valdría la pena que el Diario de los Debates, que las intervenciones de los de derecha, ahora que se conteste por parte de la Cámara de Diputados, agreguen copia certificada de ese debate, para que tengan constancia los jueces y magistrados del Poder Judicial de la Federación, de la similitud que existe entre el debate de la derecha con el contenido de los utos que decretan la suspensión provisional. Es un ardid. Es una estrategia, evidente. Se fragua en contra del presidente de la República.

Es importante que la derecha sepa que Andrés Manuel López Obrador, con las distintas o guardadas sus proporciones, sepan que Andrés Manuel, no es Madero, señores conservadores, ya se las cantó bien claro: si no pudieron derrotarme como opositor, menos lo harán como presidente de la República.

Saben bien y por eso se agarran de los tribunales. Saben bien que en Palacio Nacional no hay un pelele. En Palacio Nacional no hay un florero, ni un adorno, sino un auténtico representante del pueblo de México, cuya legitimidad emanada en las urnas se ha sostenido y acrecentado a partir del ejercicio del poder con una humildad y devoción jamás vista en México.

Andrés Manuel López Obrador, representa, no solo al Ejecutivo, al jefe del Estado y de la administración pública, sino a los más grandes anhelos del pueblo de México y no está dispuesto a dejar ir el extraordinario momento que se vive, porque es ahora o nunca, porque la patria se ama y se defiende.

El conservadurismo no puede fraguar la traición y el golpe desde las Fuerzas Armadas, como sucedió con Madero, porque además del glorioso Ejército Mexicano, se están recuperando las Fuerzas Armadas, su prestigio y por enésima vez aspiran a que en cada soldado la patria tenga un hijo.

Diputadas y diputados, no somos ingenuos, su vía es la aparente legalidad, pero aun así, tenemos muy claro que tanto abogados del viejo régimen como juzgadores e impartidores de justicia se coluden. Y si no, me remito a las pruebas. Aquí lo dice, se los recomiendo, en Memorias: los supremos de la Corte, del exministro o ministro en retiro Genaro David Góngora Pimentel, de cómo se fraguaba desde la cabaña de Los Pinos para atraer a ministros y que emitieran resoluciones por consigna, de acuerdo con los intereses de la oligarquía. Eso lo vamos a evidenciar, lo vamos a dejar muy claro, porque bajo el imperio de la ley vamos a mantener nuestra postura de que al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie...

La presidenta diputada Dulce María Sauri Riancho: Ya terminó su tiempo, diputado.

El diputado Rubén Cayetano García: Voy a terminar, presidenta Sauri. –Ya sé que a usted le gusta traerme a mecate corto, pero voy a terminar solamente diciendo lo siguiente–. Vamos a forjar un auténtico Estado de derecho. Vamos a luchar por la legalidad y vamos a refundar las instituciones de procuración e impartición de justicia más temprano que tarde. Muchas gracias, presidenta. Es cuanto.

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